Como ya indicábamos en la entrada precedente del blog, en esta segunda parte toca tratar ciertos aspectos de algunas hermandades rosarianas, que tuvieron por causa los terremotos sufridos en Málaga en el mes de noviembre de 1.755, y que serían reflejo de la manifestación en el ideario colectivo del temor frente a la ira divina mostrada en estos fenómenos naturales.
Fray Pedro Salinas, del Convento de Santo Domingo de Málaga, ya expresó en su declaración del 22 de noviembre de 1.755 en las respuestas dadas a la encuesta promovida por el Rey Fernando VI, que el rezo del Rosario, según el entendimiento de la época, fue una buena forma para que la mentalidad colectiva se refugiase ante las calamidades que se habían sufrido con el terremoto del primero de noviembre. De esta forma, indica que “aunque atribuyo a causas naturales así el suceso como el indulto de los mayores males, en cuanto a esta ciudad, como Dios Nuestro Señor usa de ellas para vindicar sus ofensas y desprecios (que ya tan sin temor se practican y no se satisfacen) y asimismo ninguna de ellas lo puede contener ni templar su justo enojo, tengo por más cierto que el único preservativo de este pueblo es: la devoción singularísima que hay en él del Santísimo Rosario, pues rara es la hora, así de la noche como de el día, en que no suene esta laudatoria. Y ella y el Patrocinio de María Santísima son las causales más poderosas, para haber usado Dios de sus clemencias”[i].
La intercesión de la Virgen de los Remedios ante el maremoto.
Los hechos más conocidos de las hermandades del Santo Rosario malagueñas y relacionados con los terremotos de noviembre de 1.755 son los que tienen como protagonista a la Virgen de los Remedios de la Parroquia de los Santos Mártires. Medina Conde, en relación con el seísmo del 1 de noviembre señala que «la Congregación del Rosario de la Parroquia de los Stos. Mártires se erigió entonces en Hermandad con el título de la Concepción, y el de los Remedios, votando salir perpetuamente á la misma hora rezando el Sto. Rosario por las calles en Procesion, y Via Sacra despues de la Misa mayor”. Respecto del terremoto del día 27, por su parte, nos indica que “desde entonces hace una funcion de acción de gracias con Misa y Sermon en tal día en la Parroquia de los Mártires la citada Hermandad«[ii], poniendo de manifiesto la acción salvífica de la Titular de la Congregación, la Virgen de los Remedios.

En relación a estos datos que aporta el canónigo de la Catedral malagueña hemos de hacer algunos comentarios. Ya en agosto de 1.755 la Congregación del Santo Rosario de la Parroquia de los Mártires se encontraba vinculada, en cierta manera, al culto de la Virgen de los Remedios. No debemos olvidar el papel preeminente que dicha corporación tuvo durante la celebración del Octavario Magnífico que se desarrolló en esa Iglesia durante la octava de la Asunción, y que contó con la presencia de la Virgen de los Remedios en el altar mayor parroquial. Ahora bien, los hechos acaecidos el 1 de noviembre de ese año resultaron ser el espaldarazo definitivo para que la corporación rosariana adoptase como titular a la Virgen de los Remedios, que ya de por sí era aclamada como patrona y protectora de la feligresía, pasando a denominarse Hermandad de la Concepción y de los Remedios –nomenclatura que seguía utilizando en 1.795-.
Podemos establecer, al respecto, la siguiente hipótesis. En la Parroquia de los Santos Mártires la corporación que tenía a la Inmaculada Concepción como titular era la Esclavitud del Santísimo Sacramento, filial de la Archicofradía Sacramental. Fundada en 1.645 por nobles de la ciudad, entre sus componentes y desde sus orígenes se encontraban miembros la familia Bastardo de Cisneros, regidores perpétuos de Málaga. Siendo que la Congregación del Santo Rosario gozaba de una etapa de esplendor, no sería peregrino pensar en una posible fusión de ambas corporaciones a raíz de los acontecimientos del 1 de noviembre de 1.755: por un lado la Hermandad del Santo Rosario pasaría a tener como titular a la principal devoción mariana de la Parroquia; y por otro un determinado estrato social, como eran los esclavos del Santísimo, verían como la imagen de los Bastardo de Cisneros era objeto de culto por parte de una organización cada vez más de moda, como era la Congregación rosariana. Además, no debemos olvidar que la novena de la Virgen era sufragada directamente por la Sacramental. Por lo que el círculo de simbiosis quedaría cerrado[iii].

Medina Conde continúa señalando que la Congregación del Santo Rosario de los Mártires realizó el voto de salir el 1 de noviembre de cada año, rezando el Santo Rosario y la vía sacra después de la misa mayor. El cumplimiento de esta promesa se mantendría durante bastantes años de la segunda mitad del siglo XVIII a tenor de la declaración de Antonio Villanueva, hermano clavero del Santo Rosario, según el cual para la función del día de Todos los Santos eran necesarios tanto la cruz alzada, el estandarte o simpecado, la corona y los faroles, elementos típicos que conformaban el cortejo tradicional de las procesiones rosarianas.
Por lo demás, el canónigo granadino nos habla de una función de acción de gracias por la salvación que la Virgen de los Remedios llevó a cabo sobre Málaga ante el terremoto del 27 de noviembre, impidiendo que las aguas del mar ocuparan la ciudad devastándola. Hemos de tener en cuenta que, según el sermón de acción de gracias que el 27 de noviembre de 1.794 pronunciara en la Parroquia de los Mártires Manuel León, capellán del Real Colegio de San Telmo de Málaga, esta función de acción de gracias debió caer en desuso en un determinado momento. Quizás la cercana publicación de las Conversaciones Históricas Malagueñas promovieron que se retomaran estos cultos de finales del mes de noviembre por parte de la Congregación del Santo Rosario, dado que en dicha obra histórico-literaria se cita expresamente, como hemos visto, este voto de acción de gracias.

En esta obra de 1.794 que comentamos se señala expresamente la intercesión de la Virgen de los Remedios, que impidió la inundación recelada de la ciudad de Málaga después de haber sufrido el terremoto[iv]. En este sentido, el predicador indica que el falso rumor de que el mar se salía de sus límites naturales, en realidad, no era tal, sino que efectivamente fue la intermediación de la Virgen titular de la Congregación del Santo Rosario de los Mártires la que evitó el maremoto posterior al seísmo en Málaga. La protección y el patronazgo de la Virgen sobre la feligresía habían quedado nuevamente puestos de manifiesto.
La sacralización del espacio urbano y la fundación de Rosarios.
Además de esta intermediación mariana ante los fenómenos naturales que amenazaban a la población, los terremotos de 1.755 tuvieron otras consecuencias en las hermandades rosarianas malagueñas.
Una de ellas fue el establecimiento de nuevos ejemplos de sacralización del espacio urbano, dentro de la mentalidad y costumbres religiosas barrocas del momento. Si añadimos a esta circunstancia otro elemento, como fue un claro apogeo del culto a la Santa Cruz, entendemos como los autores señalan que la construcción de dos capillas callejeras son claros ejemplos del florecimiento devocional experimentado tras los seísmos[v]. Tal es el caso, en primer lugar, de la capilla del Molinillo, en el barrio de Capuchinos, cuya construcción se habría terminado con anterioridad al mes de mayo de 1.756 por la iniciativa de Martín y Antonio Villanueva y Bartolomé Holgoso[vi]. Precisamente, esta edificación fue sede tanto del Rosario del Cristo de la Expiración como del que rindió culto al Cristo del Socorro.

Esta construcción de la ermita del Molinillo sirvió, además, como acicate para la construcción de la segunda capilla a la que nos referimos y que sería sede de otras dos congregaciones rosarianas. Se trata de la capilla del Cristo de Zamarrilla. De esta forma, “a mediados del mes de mayo del año pasado de mil setecientos cinquenta y seis, Antonio Barranquero, de ejercicio Malaji, aviendo visto y experimentado el mucho selo y aplicación que tuvieron los vecinos del Barrio de Capuchinos de esta ciudad en la colocasion de la Sta. Crus en su nueva Capilla, linde con el cause de Molinillo, deseoso de que se hiciese otra tal ermita para la colocasion de la Sta. Crus en el sitio de Samarrilla, dio principio a rifar de parte de tarde, algunas menudensias para dicho efecto que durava hasta las ocho de la noche”[vii]. La rivalidad entre ambos barrios, el de Capuchinos y el arrabal de la Cruz de Zamarrilla, o el instinto de imitación, serviría para que un grupo improvisado de personas focalizase, incluso bajo la capitanía de una cabeza visible, la recolecta de los fondos necesarios para la construcción de estos edificios[viii].
Por lo tanto, apenas unos meses después de los hechos acaecidos en noviembre de 1.755 ya se había construido la ermita del Molinillo y se estaba gestando la de Zamarrilla, aunque el levantamiento de ésta no estaría exento de problemas y rencillas entre las personas que participaron en la misma.
Es decir, un culto tan enraizado en la sociedad andaluza, como era el de la Santa Cruz, tras los efectos del terremoto no solo se vio impulsado en el acervo colectivo, sino que además vio como una forma de religiosidad en auge, como era el rezo público del Santo Rosario, servía para promocionar a aquel.
Además, la construcción de la capilla del Cristo de Zamarrilla vendría de la mano de la actividad rosariana en esta zona de la ciudad. El marinero Antonio Barranquero ya venía dirigiendo procesiones de este tipo alrededor de 1.757. Por lo tanto, este sentimiento religioso sería el germen del Rosario del Santo Cristo de Zamarrilla como organización espontánea y rudimentaria, que participaría de esta forma en los rezos públicos como colectivo o grupo definido[ix].

Otra de las corporaciones rosarianas que quizás hubieran sido organizadas y fundadas como consecuencia de las circunstancias que describimos es la del Santo Rosario de Ntra. Sra. del Pilar, en la Parroquia de Santiago, aunque no podamos afirmar esta circunstancia tajantemente. En 1.756, José Franquís Lasso de Castilla aprobó las constituciones de la Congregación del Santo Rosario establecida en esta iglesia[x], que había recibido la capilla una vez que los herederos del canónigo José Sánchez Espejo habían dejado de ejercer el patronazgo que tenían sobre la misma.
Cristóbal Medina Conde, por otro lado, nos señala que, como consecuencia de los terremotos experimentados en noviembre de 1.755, “en la Alcazaba se fundó por las mujeres sus vecinas una Hermandad del Sto. Rosario, que salían cantando de noche dentro de su recinto”[xi].
Otras noticias de relacionadas con los terremotos de noviembre de 1.755.
La preocupación que existiría en la población malagueña ante los seísmos sufridos por las que pudieron llegar a ser sus consecuencias siguió presente en los meses posteriores. Ya entrados en el verano de 1.756, y suponemos que, como prevención ante la posible producción de unos hechos similares, el Hermano Mayor y los Mayordomos de la Congregación del Santo Rosario de María Santísima de la Aurora, establecida en su capilla en la ribera del río Guadalmedina, pidieron licencia al Ayuntamiento para reforzar los cimientos de su sede canónica, de manera que fuesen suficientes para que una inundación no pudiese causar perjuicio alguno al edificio[xii]. Manifestaban, expresamente, encontrarse temerosos de que, en el caso de producirse una contingencia de este tipo, el templo quedase afectado.

De esta manera, la Hermandad proponía al Cabildo municipal construir un paredón de hormigón que sirviera de refuerzo a los cimientos de la capilla y “lo abraze desde el simiento antiguo que avia, para el resguardo de aquellas bocas calles, hasta la de la calle de los Marmoles”.
Habiendo ordenado el Ayuntamiento que el obrero mayor estudiase la petición, aquel informó desfavorablemente la pretensión de los cofrades del Santo Rosario, toda vez que los cimientos existentes se encontraban bien tanto de fábrica como de profundidad y la realización de la obra pretendida causaría graves perjuicios, ya que las aguas embestirían con más fuerza en la zona de Puerta Nueva y en el estribo del puente antiguo, con daño para las casas allí existentes.
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[i] (A)rchivo (H)istórico (N)acional, Sección Estado, legajo 2.909.
[ii] MEDINA CONDE, Cristóbal. Conversaciones históricas malagueñas. Parte IV. 1.792. Pág. 282.
[iii] Aun así, estas dos corporaciones aparecen diferenciadas en otra documentación consultada.
[iv] (A)rchivo de la Muy Antigua (H)ermandad del Santo Rosario de (N)tra. (S)ra. de los (R)emedios. Oración que en la solemne acción de gracias que celebra anualmente a María Santísima, baxo la advocación de los Remedios, la Confraternidad del Santísimo Rosario, sita en la Parroquial de los Stos. Mártires Cyriaco y Paula, Patronos de la Ciudad de Málaga y su Obispado, por haberla preservado de la inundación recelada despues de un espantoso terremoto en el dia 27 de noviembre de 1755. Impr. Luis de Carreras. Málaga, 1.795.
[v] JIMÉNEZ GUERRERO, José y SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan Antonio. Zamarrilla. Historia, iconografía y patrimonio artístico-documental. Real y Excelentísima Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Santo Suplicio, Santísimo Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura. Málaga. 1.994. Pág. 30.
[vi] (A)rchivo (M)unicipal de (M)álaga. AACC. 09/05/1.757.
[vii] JIMÉNEZ GUERRERO, José. Capillas y cofradías desaparecidas en la ciudad de Málaga. Editorial Arguval. Málaga. 2008. Pág. 163.
[viii] JIMÉNEZ GUERRERO, José y SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan Antonio. Op. cit. Pág. 32.
[ix] JIMÉNEZ GUERRERO, José y SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan Antonio. Op. cit. Pág. 32.
[x] MEDINA CONDE, Cristóbal. Op.cit. Pág. 224.
[xi] MEDINA CONDE, Cristóbal. Op.cit. Pág. 284.
[xii] AMM. AACC. 13/08/1.756.
Foto de cabecera: Virgen de los Remedios, de la Parroquia de los Santos Mártires, preparada en su capilla para el anual Rosario Votivo, en el año 2.016. Fotografía propiedad del autor.